Ana Martínez Osés: “Lo que me gusta de este sector es fundamentalmente su gente”

Ana Martínez Osés lleva trabajando en el sector de la construcción dieciséis años. Tras estudiar Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos decidió comenzar su carrera profesional en su tierra natal, La Rioja. Actualmente, ocupa el puesto de responsable de QMAPRL y apoyo al Departamento de Estudios en una empresa de Construcción, y además compagina su vida laboral con el cuidado de su hija de tres años. Su día a día es muy variado, ya que ofrece apoyo en estudios de proyectos, realiza tareas de gestión del sistema de calidad, medioambiente y PRL; visitas a pie obra y también se encarga de temas relativos a educación y formación.

Ahora, ella anima a todas las mujeres que quieran formarse en construcción a hacerlo, porque, según Ana, aunque este sector sea duro, trabajando en equipo y con una buena comunicación, los resultados compensan todo el esfuerzo.

 

 

P. ¿Por qué elegiste hacerte ingeniera de caminos, canales y puertos? ¿Tenías algún familiar o conocido que se dedicara al mundo de la construcción?

R. Elegí mi carrera con 18 años, una vez realizada la selectividad, y no tenía muy claro lo que quería ser. Había estudiado el Bachillerato por la rama tecnológica, así que cuando analicé todas las posibles ingenierías, y otras opciones, elegí Caminos. En mi elección, me basé en que me parecía la más real y tangible, es decir, esta carrera me permitiría el diseño o construcción de carreteras para la conexión entre municipios, la mejora de infraestructuras con respeto al medioambiente, y otros posibles proyectos.

Mi tío ha sido albañil toda la vida, pero su profesión no tuvo que ver con mi decisión. Yo fui el primer miembro de mi familia que iba a la Universidad, y me sentía orgullosa y muy agradecida, por tratarse de un sacrificio económico que realizan los padres por sus hijos, y que no siempre es posible.

P. Antes de trabajar en el sector, ¿tenías ideas preconcebidas o falsos mitos sobre el sector? ¿Puedes compartirlas? 

R. En realidad, cuando estás estudiando no tienes muy claro cómo es el sector en el que vas a desarrollar tu vida profesional. En la escuela te das cuenta de que las mujeres fueron durante muchos años minoritarias y, sin embargo, cuando yo estudiaba, éramos un grupo importante. Aunque sí es cierto que el comentario de que la obra, más que la parte de ingeniería y diseño, era un sector con mayor presencia de hombres, era habitual escucharlo.

P. ¿Cambiaste de opinión tras empezar a formarte/trabajar? 

R. En mi opinión, las carreras universitarias tardan mucho en enseñar cómo es el mundo laboral al que te vas a enfrentar. Considero que mi carrera me preparó para trabajar duro y de forma muy constante, pero no me permitió conocer cómo era realmente el sector.

El sector de la construcción, en mi opinión, es un sector duro en muchos aspectos, desde las horas de trabajo que se realizan, los ritmos productivos que tiene asociados, la propia competitividad del sector, la siniestralidad, la falta de renovación del personal de obra, etc.

P. ¿Qué es lo que más te gusta de trabajar en este sector? 

R. Es una pregunta difícil. Lo que más me gusta es el hecho de crear. La posibilidad de diseñar o construir desde una depuradora hasta la reforma de una vivienda. Son todos proyectos y trabajos que van a mejorar la calidad de vida de las personas tanto de hoy en día como de las generaciones futuras. Otra cosa que me gusta de este sector es fundamentalmente su gente. La verdad es que he tenido mucha suerte porque siempre he contado con unas/os grandes compañeras/os y el personal de obra siempre me ha tratado con respeto.

P. ¿Te sientes integrada en este mundo, tradicionalmente masculino? 

R. Yo sí me siento integrada, no puedo decir lo contrario.

P. Cuéntanos cómo fue tu primer día de trabajo. ¿Cómo te recibieron tus compañeros? 

R. Hace ya dieciséis años de eso… Yo sólo recuerdo que estaba muy nerviosa y que todo el mundo me trató fenomenal. Empecé a trabajar en una empresa constructora de mi Comunidad Autónoma, en la que ya había jefas de obra y topógrafas, junto con todo el departamento de Administración que eran mujeres. El primer día estuve la mayor parte en la oficina, poniéndome al día del funcionamiento de la empresa, y cuando visité la obra, vi lo que realmente era, pero todo el mundo se portó muy bien conmigo.

P. ¿Cuáles crees que son los principales retos que afrontan las mujeres en el sector para crecer profesionalmente?

R. El crecer profesionalmente es complicado en cualquier sector, ya que por un lado depende del puesto de trabajo y del tipo de empresa y, por otro lado, de ti. En el primer sentido, por ejemplo, el pasar de jefe de obra a jefe de grupo, que sería el ascenso consecuente de puesto, depende del tipo de empresa y su tamaño, por lo que posiblemente implica que debas cambiar de empresa y todo se complica más. En el otro sentido, tú siempre vas a crecer como profesional si no pierdes las ganas de seguir aprendiendo y renovándote.

La situación más complicada a la hora de ascender, aunque sea típico, creo que es cuando te planteas la maternidad. Es un debate interno que cada una tiene que afrontar de forma personal y gestionarlo profesionalmente.

«Lo que más me gusta es el hecho de crear.
La posibilidad de diseñar o construir desde una depuradora hasta la reforma
de una vivienda»

P. ¿Piensas que es posible conseguir la igualdad en el sector de la construcción? ¿Qué crees que se podría hacer para conseguirlo?

R. La respuesta a esta pregunta, desde mi experiencia, es que hay igualdad en mi sector, aunque sé que hay compañeras que posiblemente no pueden opinar lo mismo que yo, porque su experiencia ha sido más complicada. Yo no me he sentido discriminada en ningún momento. Entiendo que desde un perfil profesional propio de ejecución de obra no hay representatividad de la mujer, pero creo que, si una mujer quiere ser oficial, gruista o camionera, puede hacerlo.

En mi opinión, para que la mujer esté equiparada en cualquier sector es una cuestión de educación desde la infancia, basada en la igualdad y el respeto. Yo soy de 1980 y aunque creo que he sido educada así, es cierto que hay un remanente todavía importante que arrastramos en muchos aspectos que hace que tengamos un debate interno importante con nosotras mismas. Si bien, el mundo familiar ha cambiado mucho con la existencia de familias monoparentales, progenitores del mismo sexo, etc, cuanto mejor eduquemos a las/os niñas/os en los valores del respeto a la diversidad, la igualdad, la conservación de nuestro planeta, la solidaridad, etc. mejor sociedad construiremos.

 

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